El agotamiento de los padres no es solo emocional, es biológico.
Cuando está constantemente estresado y privado de sueño, su cuerpo se inunda de cortisol, la hormona del estrés. Los niveles altos de cortisol lo dejan irritable, impaciente y propenso a la ira. Criar desde ese estado es casi imposible: está funcionando en modo de supervivencia.
El autocuidado es el antídoto. El descanso, el movimiento, la nutrición y la atención plena (mindfulness) reducen el cortisol y reactivan las regiones del cerebro responsables de la paciencia, la empatía y la resolución de problemas. El autocuidado no es un lujo; es la forma respaldada por la ciencia de sacar su mejor versión como padre.
